
El Presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, pidió al Gobierno de facto de Honduras que respete su sede diplomática en Honduras a la vez que pidió a Zelaya que se mantenga tranquilo y no dé argumentos a las autoridades golpistas para una violación de su legación.
Por su parte, Micheletti dijo que Zelaya puede quedarse a vivir 10 años si lo desea en la sede diplomática brasileña, pero aclaró que no volverá al poder. Al repsecto, dijo que respetará la inmunidad diplomática de la embajada brasileña.
"Nosotros no vamos a hacer absolutamente nada que nos enfrente a otro país hermano, nosotros queremos que ellos comprendan que o le otorgan asilo político o lo entregan a las autoridades hondureñas para su juzgamiento", dijo Micheletti en una entrevista con Reuters. "Si él quiere quedarse viviendo allí unos 5 o 10 años, nosotros no tenemos ningún inconveniente en que viva allí", agregó.
Lula, que asiste en Nueva York a la reunión de Naciones Unidas sobre el cambio climático, afirmó que Brasil está garantizando el derecho del Presidente Zelaya de buscar refugio en su Embajada e hizo un llamamiento al gobierno presidido por Roberto Micheletti para que abra la vía de la negociación y así buscar una salida a la crisis. Hacemos "lo que cualquier país democrático haría", dijo Lula a los periodistas.
Las fuerzas de seguridad hondureñas mantienen cercada la Embajada brasileña en Tegucigalpa para evitar que se reúnan de nuevo los simpatizantes del Presidente depuesto Manuel Zelaya, tras ser desalojados violentamente esta mañana.
Por su parte, Micheletti dijo que pedirá a Brasil que le dé asilo a Zelaya y lo lleve a ese país o que lo entregue a las autoridades hondureñas para que afronte las acusaciones que pesan sobre él. El Gobierno de facto, a través de su Viceministra de Exteriores Martha Alvarado, descartó que sus fuerzas de seguridad vayan a entrar en la legación diplomática y que la presencia policial es para evitar manifestaciones violentas.
Según fuentes cercanas a Zelaya, dentro de la sede diplomática hay entre dos y tres centenares de personas, y les cortaron la electricidad, agua y teléfonos. La presión viene por todas partes.
"Hago un llamado al Gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes de Honduras", dijo Micheletti en un mensaje que leyó en la Casa Presidencial. "El Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso", agregó, insistiendo en que el ex mandatario pretende "continuar obstaculizando la celebración de las elecciones el próximo 29 de noviembre, como lo han venido haciendo él y sus seguidores desde hace varias semanas".
Temprano esta mañana, las fuerzas de seguridad hondureñas, apoyados con tanquetas que disparan agua a presión, gases lacrimógenos y balas de goma, dispersaron a los cientos de manifestantes que se habían mantenido afuera de la Embajada de Brasil en Tegucigalpa en respaldo de Zelaya, que regresó por sorpresa al país.
Una testigo dijo que cientos de policías, apoyados por efectivos militares, se presentaron esta mañana a las 7.00 hora de Honduras y desalojaron con violencia a los partidarios de Zelaya. "Estábamos tranquilos, cantando, cuando vinieron y nos desalojaron violentamente", contó Jaqueline Espinal.
Dijo que los congregados, muchos provenientes del interior del país, salieron huyendo. "No estábamos haciendo nada malo, esta gente no quiere el diálogo".
Zelaya, posteriormente en declaraciones a Caracol Radio de Colombia, dijo que está "en peligro" y que las fuerzas de seguridad rodearon completamente la Embajada.
"La sangre está corriendo" en Honduras "desde el día del golpe de Estado", pero "esta batalla sabemos que tenemos que ganarla de cualquier manera", dijo Zelaya. La policía informó que fueron detenidas unas 150 personas por los disturbios generados durante el desalojo y por no acatar el toque de queda.
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