
El paquete, de 787.000 millones de dólares, estará destinado a un enorme plan de obras públicas con el que espera salvar o crear más de 3,5 millones de empleos durante los próximos dos años. También activará un programa de recortes impositivos para el 95% de las familias de clase media.
También será un día decisivo para las automotrices General Motors y Chrysler, ya que sus directivos deberán demostrar al gobierno estadounidense los progresos logrados desde diciembre y presentar sus planes de reorganización para recibir los fondos del programa de rescate financiero de 17.400 millones de dólares aprobado por la administración Bush.
Además, el presidente viajará esta semana a Phoenix, donde dará detalles de sus iniciativas para aliviar la situación de los millones de estadounidenses que corren riesgo de perder sus hogares a causa de los atrasos en el pago de sus préstamos hipotecarios.
Tras el fracaso del plan de Bush para promover el crédito, Obama intenta incorporar los 350.000 millones de dólares que aún quedan de esa propuesta para crear un programa que podría llegar a dos billones de dólares -en partidas del gobierno y del sector privado- para ayudar a que los bancos se desprendan de algunos de sus activos "tóxicos" y entonces intensifiquen la entrega de préstamos.
Repercusiones. La inminente firma del plan de estímulo despertó reacciones en favor y en contra el pasado fin de semana.
Por un lado, el principal asesor político de Obama, David Axelrod, aseguró en una entrevista con Fox News que los estadounidenses "sentirán pronto los efectos positivos" del millonario paquete de gastos públicos y recortes fiscales.
Además, estimó que el paquete de estímulo fue aprobado "en el momento justo" porque "la recesión está tomando ímpetu" en Estados Unidos.
En tanto, el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, se mostró menos optimista. "La aceleración en la pérdida de empleos probablemente signifique que la economía empeorará antes de mejorar", afirmó.
Por otro lado, la oposición "apuesta" a que el paquete que los demócratas hicieron avanzar a través del Congreso haya "fracasado cuando lleguen las elecciones del 2010, llevando a los votantes a reprender a Obama y recompensar a los republicanos con las victorias que tanto necesitan", según informó el diario Washington Post.
Durante las discusiones por el paquete de estímulo la oposición "presentó un plan que era más inteligente y más simple", aseguró hoy el diputado republicano Eric Cantor, de Virginia. En el Parlamento, el partido conservador buscaba promover un paquete de alrededor de 440.000 millones de dólares, apoyado básicamente en alivios fiscales de mayor alcance.
El diputado apuntó, además, contra el paquete de asistencia a las familias que compraron sus casas con préstamos hipotecarios de alto riesgo y ahora corren el riesgo de desalojo, a las cuales la Casa Blanca quiere ayudar con unos 50.000 millones. Cantor considera que provocará una suba en los impuestos.
El paquete representa "el mayor flujo de dólares federales desde los días del programa Gran Sociedad del presidente Lyndon Johnson", recordó el New York Times.
"Pero también se espera que desate una multitud de batallas políticas alrededor del mapa -señaló el diario-: entre gobernadores y legislaturas, capitales estaduales y consejos de la ciudades, incluso entre municipalidades vecinas".
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