LONDRES.-Peter Piot tenía 27 años, estaba recién titulado y trabajaba en un laboratorio de microbiología en Amberes cuando recibió un frasco de sangre con un misterioso patógeno que había estado matando a la gente en los bosques de Zaire.
Si hubiese sabido lo que iba a descubrir - que contenía Ébola, una de las enfermedades infecciosas más letales conocidas - habría tomado más precauciones de seguridad.
Piot y sus compañeros sólo llevaban puestos guantes de látex y batas de laboratorio de algodón blanco cuando desenroscaron la tapa, cogieron su contenido - viales de sangre infectada de una monja flamenca en Zaire, almacenados en un termo azul y enviados a Bélgica en un avión de pasajeros - y comenzaron a analizarlos.
"Mirando atrás, probablemente fue bastante irresponsable. Pero entonces no sabíamos con qué estábamos tratando", dijo el científico que ahora tiene 65 años en una entrevista en su oficina en la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, que él dirige.
"Esos son momentos peligrosos - particularmente cuando no sabes lo que tienes. Esa sangre podía contener altos niveles de virus".
"VIRUS ESPECTACULAR"
Esta historia tuvo lugar en Bélgica en 1976, cuando Piot y su equipo se convirtieron en los descubridores del Ébola. El joven científico belga fue a Zaire, que ahora es la República Democrática del Congo, en África central para trabajar en las selvas, entre los habitantes y misioneros moribundos para recoger muestras e investigar la epidemia.
Aún así, cuatro décadas después, la enfermedad que Piot describe como "un virus espectacular y una de las infecciones más letales que puedas imaginar" ha continuado incrementándose en la región, causando brotes esporádicos, pero aterradores que han matado a gente pobre y vulnerable con espantosas fiebres hemorrágicas.
En Guinea, las autoridades sanitarias dijeron el domingo que un brote allí - el primero que se conoce en el país del oeste de África - ya cuenta con decenas casos sospechosos.
La Organización Mundial de la Salud dijo el martes que Guinea había informado de al menos 86 casos, entre los que se incluían 59 muertos.
Piot dijo que le entristecía y le frustraba este y otros brotes - en parte porque deberían ser fáciles de prevenir, o al menos contener, y en parte porque el trabajo de investigación científica sobre el virus del Ébola no ha revelado todavía su mayor portador.
"Lo que vemos es un patrón que se ha repetido en casi cada brote del Ébola", dijo a Reuters.
"Comenzó en gente que vive en el bosque, o en contacto cercano con él, y luego se transmite en los hospitales ... y después se expande más, tanto en los funerales como en los hogares en contacto cercano".
El virus causa inicialmente una serie de fiebres, dolores de cabeza, musculares y conjuntivitis antes de avanzar a fases más severas que provocan vómitos, diarrea y hemorragias internas y externas. Mata a más del 90 por ciento de los infectados.
El que no haya tratamiento o vacunas contra el ébola sugiere que no se puede ayudar a la gente a enfrentarse a este virus, pero Piot insiste en que no es así.
"Se trata de respetar la higiene básica, y de aislamiento, cuarentena y protegerte tú mismo - en particular proteger a los trabajadores sanitarios, porque están muy expuestos".
El problema de Guinea, y otros países en África donde se ha producido brotes, es que el sistema sanitario es muy pobre, las comunicaciones limitadas y la gente es bastante nómada y muy pobre.
/Por Kate Kelland/
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