Se estima que al menos 500 personas murieron en los últimos días y cerca de 20.000 buscaron refugio en la sede de Naciones Unidas en la capital, Yuba.
La realidad se aleja mucho de lo esperado por quienes celebraron en julio de 2011 el nacimiento del país, tras la larga guerra civil con el norte, de mayoría musulmana.
La nueva nación es rica en petróleo, pero con extrema pobreza. El 80% de la población no tiene saneamiento y en las regiones más pobres sólo el 1% de los niños completa la escuela primaria. Uno de cada diez menores mueren antes de su primer año.

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