El primero de la serie de tres conciertos de Luis Miguel en el Gibson de Los Angeles no resultó ser el esperado para la mayoría de sus fans, pues muchos salieron decepcionados por lo breve y poco variado de su espectáculo durante la noche del sábado.

Se trataba de uno de los concierto más esperados del principio de año y por ello había gran espectativa. El imponente anfiteatro Gibson de Universal Studios se encontraba a su máxima capacidad y el ambiente era de total emoción hasta casi el final.

Muchos esperaban ver a su acostumbrado mariachi, pero éste no era un concierto como los demás. El recital con el Mariachi Sol de México ya lo había ofrecido durante las fiestas del Grito de Independencia en Las Vegas y éste no necesariamente tenía que parecerse al otro.

Aun cuando se trató de un viaje al pasado, con los éxitos de su época adolescente y juvenil, el recital careció de variedad. Muchos expresaron a la salida del Gibson que ” hubiera podido estar mejor” y la verdad, no les quitamos la razón.

Fue vaiven entre lo nuevo y lo que el público ha aplaudido a lo largo de su carrera. Sin embargo, los boleros de los grandes compositores fueron contados con los dedos de la mano y hasta sobraron dedos.

En definitiva, fue un concierto que dejó a Luis Miguel en deuda con su público y así lo hicieron ver los fans. “Pague 200 dólares por una horita de concierto, no puede ser”, dijo un caballero al salir. Aunque realmente exagero, porque no se trató de una hora, sino de hora y media, pero al final resultaba ser lo mismo.

“Fue horrible y que no valió la pena”, dijo Azucena Rodríguez, una joven que asistió junto a un grupo de amigas. “La verdad, esperaba que nos sorprendiera y no lo hizo”, agregó Olivia Torres secundando el comentario de su amiga.