
Gabriel Antonio jugaba en el patio de la casita junto a sus dos hermanitas, de 4 y 12 años, y de pronto las carcajadas se transformaron en gritos tan desesperados que los vecinos salieron disparados como bala a ver qué pasaba.
Y lo que vieron fue lo peor: Gabriel antonio era una antorcha viva, desesperada, corriendo de un extremo a otro del patio de la casa mientras sus hermanitas eran presas del horror. Un vecino se le avalanza y lograr extinguir la llama.
¿Que pasó?
Sucede que Gabriel correteaba en el paio de la casita, como todos los días, disfruntando el haber regresado de la escuela y a la espera de mami y papi que estaban fuera, trabajando para llevar dulces, golosinas, como siempre.
De repente se le ocurrio quemar la basura que se acumulaba. En esos días su padre José había arreglado un motor y dejó un galón con un poco de gasolina, la que fue usada por el menor para avivar la llama. Al hacerlo, el galón se encendió y la lengua de fuego le alcanzó el rostro, y otra le atacó su cuerpecito... hasta que de pronto era una antorcha humana.
La rápida intervención de los vecinos salvó su vida. Fue llevado al hospital Roberr Reid Cabral, donde estuvo ingresado alrededor de cuatro meses. Los pocos equipos permitieron hacer poco, sobre todo en cuanto a la reconstrucción estética de su rostro y la rehabiltación de músculos y nervios afectados de su cuerpecito.
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