
El Gobierno estadounidense comenzó el lunes en hospitales de Indiana y Tennessee la primera etapa de una campaña en la que espera distribuir 250 millones de dosis para tratar de inocular contra el mal a por lo menos la mitad de su población.
Luego de que el virus A (H1N1) ha dejado cerca de 600 muertos y 9,000 infectados en el país, y en un intento de prevenir una oleada masiva de contagios prevista para otoño e invierno, las autoridades sanitarias han invertido más de 2,000 millones de dólares en un plan que esperan completar antes de finalizar el año.
El inicio del proceso en EEUU, la reciente vacunación de 39,000 soldados y estudiantes en China y de un millar de niños británicos y la próxima aplicación en el resto de la UE aumentan la preocupación en Latinoamérica, que, a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), busca conseguir al menos 400 millones de dosis.
De hecho, el asesor principal de inmunización de la OPS, Cuauhtémoc Ruiz Matus, advirtió en agosto que solo se producirían 1.300 millones de dosis de vacunas, frente a las "4,900 millones de dosis" calculadas "en principio" para un año, y destacó que el 70% de esa producción sería comprado por los países desarrollados.
Por ahora, las mejores perspectivas hablan de la llegada de las vacunas para finales de 2009, tal como está proyectado en México, país donde surgió la enfermedad en marzo pasado y que hasta ahora ha reportado 34,903 infectados, de los cuales han muerto 242.
El ministro mexicano de Salud, José Ángel Villalobos, informó que el Gobierno negocia con dos laboratorios europeos la compra de un lote de vacunas, cuya recepción está prevista en diciembre, en un programa con el que se espera vacunar a 23.8 millones de ciudadanos.
Sin embargo, la Secretaría de Salud dijo el lunes pasado en un comunicado que "aún no se tiene fecha comprometida de entrega (de las vacunas), debido a que los países fabricantes han hecho un embargo de la producción de vacuna para cumplir con las necesidades de su población antes de distribuirla al extranjero".
Por su parte, Brasil, que con 899 muertos es el país del mundo con más víctimas fatales por el virus H1N1, anunció el martes que destinará 1.180 millones de dólares a la compra de vacunas y material de diagnóstico contra la gripe A.
Ante las dificultades para obtener el medicamento, el Instituto Butantan, un laboratorio del Gobierno del estado de Sao Paulo, trabaja en la producción de la vacuna contra el nuevo virus y calcula que para inicios del año próximo contará con unas 18 millones de dosis.
Según las autoridades, las pruebas de esas vacunas en cobayas comenzarán este mismo mes y, en función de sus resultados, luego se harán los primeros experimentos con seres humanos.
Entre tanto, el ministro argentino de Salud, Juan Manzúr, cuyo país cuenta con al menos 539 muertos y 9,049 casos por el mal, reiteró ante la OPS la necesidad de que la región "cuente con vacunas" contra la gripe A y de "avanzar en la capacidad tecnológica" para su producción.
Manzur se reunió la semana pasada en EEUU con Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, quien garantizó el aporte en 2010 de 200 millones de dólares en concepto de fondo de emergencia para que Argentina enfrente una eventual segunda oleada de la pandemia.
Chile anunció ayer que adquirirá tres millones de vacunas contra la gripe A para proteger a partir de marzo próximo a los grupos más vulnerables.
La vacuna se administrará en una sola dosis y tendrá un precio aproximado de siete dólares por unidad en esta nación.
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