ACAPULCO, México (AP) -- Por lo general, los días comienzan mucho antes del amanecer en La Pintada, donde hombres y las mujeres sin niños salen de sus hogares antes de las 6:00 a.m. para trabajar en los campos cafetaleros alrededor del pequeño pueblo incrustado en las escarpadas montañas del sur de México.
Pero el lunes fue feriado y la lluvia cayó todo el día porque la tormenta tropical Manuel azotaba la costa y más gente de lo normal se quedó en casa, durmiendo bajo mantas calientes o cocinando para la celebración del Día de la Independencia en la pequeña plaza de adoquín de La Pintada.
Las familias chismorreaban. Los niños jugaban descalzos. De pronto, el suelo se estremeció.
Por una fracción de segundo, todos pensaron que era uno de los acostumbrados sismos de la región. Pero entonces una oleada de lodo, rocas y árboles explotaron fuera de la colina sobre el pueblo, arrasando a su paso hasta el centro del poblado, sepultando familias en sus casas y arrastrando chozas de madera hacia el crecido río que pasa por La Pintada y desemboca en el Pacífico.
"El que pudo correr se fue a las huertas. (El derrumbe) tapó casas y las mandó al río. La mitad de las casas fueron tapadas y sepultadas. Cada quien buscó refugio", dijo Marta Alvarez, ama de casa de 22 años, quien estaba cocinando en su casa el lunes junto con su hijo de dos años, dos hermanos y sus padres, cuando ocurrió el deslave.
Hasta el viernes, 68 personas seguían desaparecidos en La Pintada, donde habitaban unos 800, y la mayoría de ellos se presumen muertos. Esto convierte al poblado en el lugar de la mayor tragedia en el trayecto de destrucción que dejaron la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, los cuales golpearon al mismo tiempo las costas de México el fin de semana, causando enormes inundaciones y deslaves en cientos de kilómetros (millas) de áreas costeras y tierra adentro.
Los periodistas de The Associated Press Martin Durán en Culiacán, E. Eduardo Castillo, Adriana Gómez Licón y Olga R. Rodríguez en Ciudad de México colaboraron con este despacho.
Michael Weissenstein
© 2013, La Prensa Asociada.
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