CIUDAD DEL
VATICANO (AP) -- El papa Benedicto XVI cesó al obispo de Iquique,
Chile, Marco Antonio Ordenes Fernández, investigado por una denuncia de
abusos sexuales a un menor, informó el martes la oficina de prensa de la
Santa Sede.
"El Santo Padre ha aceptado la
renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Iquique, presentada por
monseñor Marco Antonio Ordenes Fernández, en base al artículo 401/2 del
Código de Derecho Canónico", dijo el Vaticano en un comunicado.
Esta
es la fórmula que el Vaticano usa cuando exige a un prelado que
presente su renuncia por enfermedad u otra causa que disminuya sus
capacidades de desempeñar su cargo.
Ordenes
Fernández, de 47 años, es el obispo más joven de Chile. Iquique está a
1.780 kilómetros al norte de Santiago, en el desierto de Atacama.
El
obispo, en declaraciones al periódico La Tercera, admitió que "no
siendo él menor de edad, yo reconozco haber tenido un acto imprudente
con él, de lo que me arrepiento y de lo que pedí perdón en su momento.
Pero no fue un menor de edad".
Su acusador,
Rodrigo Pino, de 30 años, contradice al cura y en declaraciones a medios
chilenos ha reiterado que las relaciones sexuales con Ordenes empezaron
cuando era menor de edad.
"Me vinculé mucho
con él y ahí empezó con los abusos, a finales de mis 15 años, cuando
teníamos una relación muy cercana", declaró a radio ADN.
Agregó
que "al principio los abusos fueron obligados, y ya después no fueron
obligados", y admitió que "me enamoré, se supone, del obispo, yo estaba
muy embobado".
Las relación se inició en 1997 y
se prolongó hasta el 2002, época en que los padres del joven lo
denunciaron a la justicia, que cerró la investigación un año después,
hasta comienzos de octubre, cuando la fiscalía se enteró que la Santa
Sede estaba investigando a Ordenes desde abril último.
La
Conferencia Episcopal se pronunció el martes por primera vez sobre el
caso, que salió a la luz pública hace una semana por un reportaje del
diario La Tercera, y en una declaración leída por su presidente, el
obispo Alejandro Goic, dijo que "nos parecen de gravedad las conductas
impropias que públicamente el obispo Ordenes ha reconocido".
Pino
asegura que posee una grabación en la que Ordenes admite que con él
mantuvo una relación de amor y que con otro muchacho, que no ha
identificado, se trató de un vínculo carnal. Supuestamente grabó al cura
poco antes de denunciarlo a la Nunciatura Apostólica, en abril.
Ordenes
puede seguir impartiendo los sacramentos, pues la santa Sede sólo
admitió su renuncia al cargo de obispo de la arquidiócesis de Iquique,
pero aun no pronuncia un veredicto sobre el juicio canónico que
desarrolló durante seis meses.
Este es el
primer caso en que un obispo chileno es investigado por el Vaticano por
abusos sexuales, pero es el segundo que involucra a un obispo local en
situaciones de pedofilia. El anterior fue protagonizado por el obispo
Francisco José Cox, arzobispo de La Serena, 470 kilómetros al norte de
Santiago, quien renunció a su cargo en 1997 por denuncias periodísticas
que afirmaban que durante más de una década mantuvo relaciones
homosexuales con menores y adultos.
Como es
ésa época la iglesia católica no admitía públicamente los abusos
cometidos por algunos de sus religiosos, en Chile fue protegido por la
jerarquía eclesiástica, que primero lo trajo a Santiago, después lo
envió a Colombia y a Roma, donde recibió tratamiento siquiátrico. Más
tarde estuvo en Suiza y ahora permanece en un santuario de Schoenstatt,
en Alemania. Sólo en 2002 el arzobispo de Santiago, Francisco Javier
Errázuriz, admitió públicamente que Cox renunció por sus "conductas
impropias con menores".
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En esta nota colaboraron los corresponsales de la Associated Press de Santiago de Chile Luis Henao y Eva Vergara


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