El presidente de EEUU, Barack Obama, estrechó hoy la mano del líder libio, Muamar el Gadafi, en una cena ofrecida por el jefe de Estado italiano, Giorgio Napolitano, con ocasión de la cumbre del G-8 en L'Aquila.

Obama saludó al dirigente libio, que vestía un colorido traje en tonos naranjas, rosados y rojos y un turbante a juego, mientras ambos acudían a la foto de familia del encuentro.

Previamente, el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Denis McDonough, había indicado que Obama no tendría inconveniente en saludar a Gadafi.

Gadafi acude al G-8 para participar en una reunión entre estos países industrializados y naciones africanas, en su calidad de actual presidente de la Unión Africana.

La asignación de asientos por parte de la organización italiana hace que vaya a estar situado apenas cuatro puestos más allá de Obama. Preguntado por la prensa que acompaña a Obama en la cumbre acerca de la posibilidad de que ambos se saluden o mantengan una conversación, el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca señaló que no cree que el presidente estadounidense "se haya planteado mucho a quién dar la mano o no".

Según McDonough, Obama probablemente "saludará" a cualquier dirigente que así lo haga. En el caso de Gadafi, con cuyo régimen EEUU restableció relaciones diplomáticas plenas hace sólo tres años tras décadas de enemistad, Obama plantearía "cuestiones que preocupan".

No obstante, matizó que Libia optó por renunciar a su programa de armamento de destrucción masiva de manera voluntaria en diciembre de 2003 y una de las prioridades de la política exterior de Obama es, precisamente, la no proliferación nuclear.