El dolor que provocó el vil asesinado del intérprete de “El muerto”, acompañó a doña Yolanda hasta el día de su muerte, padeciendo el silencio de una justicia que se mantuvo a espaldas de los reclamos para que investigaran los hechos ocurridos el 24 de octubre de 1985.
Ese dolor nunca terminó, provocando enfermedades que minaron la
fortaleza de esta mujer poco a poco. El víacrucis de este merenguero que
disfrutaba de gran popularidad con su agrupación merenguera, inició el
22 de octubre de ese año, cuando fue apresado y encarcelado en el
destacamento policial de Villa Juana, bajo la acusación de consumo de
drogas, historia que sus más cercanos, y sus fanáticos, nunca asumieron
como verídica.
Uno de los argumentos esgrimidos por los agentes de la policía del
destacamento, era que el merenguero había tenido un enfrentamiento
violento con los demás presos y recibió múltiples heridas de armas
blancas en todo el cuerpo que le quitaron la vida.
Otra versión aseguraba que Seval enfrentó la custodia carcelaria y
que para llevar a cabo su objetivo rompió la tapa de un inodoro y con un
objeto punzante los atacó. Una serie de argumentos falaces se
sucedieron mientras pasaban las horas.
El pueblo no creyó ninguno y comenzó a manejar una información que
resultaba más creíble: la muerte de Seval fue por motivos pasionales.
Señalaban a un alto oficial militar de ser el responsable del asesinato.
Testigos en los alrededores del Hospital de las Fuerzas Armadas y la
Policía Nacional aseguraron que la noche en que, herido, el cantante fue
trasladado a ese centro hospitalario, se escucharon disparos en las
afueras del mismo. La popularidad que el malogrado artista había
alcanzado se sumó a la rabia e impotencia de la gente e hizo que el
pueblo se lanzara a las calles.
Encendidos de velas y velones en todas las aceras y contenes de las
calles del país llamaron la atención de las autoridades, motivando al
presidente de la República de entonces, el doctor Salvador Jorge Blanco y
al secretario de las Fuerzas Armadas, mayor general Manuel Antonio
Cuervo Gómez, a dirigirse al país.
Tanto las promesas de llevar al banquillo de los acusados a los
responsables de cegar la vida del artista, como el expediente, con el
paso del tiempo fueron a parar a la gaveta de un escritorio y hasta hoy
nadie se ha atrevido a desempolvarlo.
Este 24 de octubre se cumplieron 28 años del horrendo crimen y la
verdad continúa en el limbo, mientras el brazo de la justicia se hace
cada vez más corto para alcanzar a los asesinos de Tony Seval.



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