Según los diseñadores, Leslie Dewan y Mark Massie,
se trata de un reactor de sal fundida (WAMSR, por sus siglas en inglés)
que funciona a partir de los residuos de uranio y de torio que se
producen durante el funcionamiento de los reactores convencionales.
Explican que su obra disuelve los gránulos de la basura nuclear
para que se transformen en sal fundida. Luego, las bombas elevan un
líquido al núcleo del reactor (a su zona activa, de grafito), induciendo
una reacción y generando el calor que se usará para impulsar las
turbinas de vapor y generar energía.
Como dichas sales son disipadores de
calor mucho más efectivos que el helio, elemento que suele emplearse en
los reactores de agua ligera convencionales, el WAMSR
permite una gran eficiencia termodinámica. Los autores del proyecto
calculan que es capaz de utilizar hasta el 98% del potencial radiactivo
que queda en las barras desechadas. Cabe mencionar que los reactores
existentes emplean solo el 3% de su combustible, mientras que el 97%
restante son desechos que se almacenan en cementerios nucleares.
Teniendo en cuenta que hoy en día en el
mundo hay, al menos, 270.000 toneladas de residuos nucleares, esta
cantidad sería suficiente para abastecer a la humanidad con toda la
energía que necesita a lo largo de los próximos 70 años. En cuanto a los
desechos producidos por el propio WAMSR, los diseñadores calculan que
un reactor de 500 megavatios no dejará nada más que
tres kilos de basura nuclear por año. Acentúan, además, que este tipo de
residuos permanecerá radiactivo durante centenares de años y no miles,
como los deshechos nucleares convencionales.
En cuanto a las cuestiones de seguridad,
puntualizan que en caso de detectarse una irregularidad el software
integrado apagará el reactor automáticamente. Concretamente, las
tuberías que están suministrando el combustible líquido al reactor están
conectadas a un tapón de drenaje hecho de sal que fue congelada sólida.
Si hay un corte de electricidad en la planta y no hay un operador
humano, el tapón se funde y el combustible nuclear drena en tanques de
almacenamiento, se enfría y se solidifica.
Los especialistas estadounidenses
detallan que para seguir adelante con su proyecto, que actualmente es
solo un diseño en papel, necesitan una inversión de 200 millones de
dólares. El coste estimado de edificar un reactor real es unos 1.500
millones de dólares.
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