SYDNEY, Australia
(AP) -- Desde barcos cerca de la Gran Barrera de Coral, globos
aerostáticos sobre la selva tropical, playas y colinas, decenas de miles
de personas fueron testigos de cómo el Sol, la Luna y la Tierra se
alinearon el miércoles para crear un eclipse solar total que hundió al
norte de Australia en la oscuridad durante algunos minutos.
Las
nubes persistentes que muchos temían que arruinarían el espectáculo se
abrieron parcialmente en el norte del estado australiano de Queensland,
para alivio de todo tipo de espectadores que se prepararon para gozar
del fenómeno celeste, desde turistas y astrónomos aficionados hasta
científicos.
Algunos pronósticos del tiempo
decían que las nubes arruinarían la vista. "Poco antes yo pensaba:
`¿Podremos verlo?' Y tuvimos un espectáculo fantástico, fue hermoso",
afirmó Terry Cuttle, de la Asociación Astronómica de Queensland, quien
ha visto una decena de eclipses solares al paso de los años. "Y justo
después de que terminó, las nubes regresaron. Esto redobló el drama de
esto".
Los espectadores gritaron y aplaudieron
de emoción mientras la Luna pasaba entre el Sol y la Tierra, dejando a
una franja del noreste del continente en una oscuridad repentina.
El
eclipse comenzó poco después del amanecer. Una sombra total de 150
kilómetros (95 millas) de ancho recorrió el Territorio del Norte de
Australia, cruzando el extremo noreste del país antes de seguir hacia el
este a través del Pacífico Sur, donde no había islas en su camino. El
eclipse fue visto de forma parcial en el este de Indonesia, la mitad
oriental de Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y partes del
sur de Chile y Argentina. La oscuridad total en el clímax del eclipse
duró poco más de dos minutos en las zonas de Australia donde fue
visible.
El mal tiempo causó ansiedad entre
los espectadores, algunos de los cuales viajaron a Australia desde otras
partes del mundo, pero las nubes se retiraron justo antes para que
muchos vieran cómo la sombra de la Luna ensombreció el paisaje tropical.
Hank
Harper, de 61 años, y sus dos hijos volaron desde Los Angeles para ver
el eclipse. Los tres subieron a un globo de aire caliente con otros
turistas ávidos y fueron recompensados con una vista perfecta.
"Nos
arriesgamos a todo: Condujimos bajo la lluvia y ni siquiera sabíamos si
el globo iba a subir", dijo por teléfono desde el globo, mientras él y
sus hijos de 10 y 12 años vieron cómo los rayos del Sol resurgían por
detrás de la Luna, mientras abajo los canguros saltaban. "Fue todo lo
que pude haber esperado".


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