Más de 100 personas resultaron heridas en el ataque contra un centro de adiestramiento de una unidad paramilitar en el noroeste del país, en el distrito de Charsadda, cerca de la ciudad de Peshawar.

Los dos suicidas se dirigieron en motocicletas-bomba a la entrada principal del centro cuando los reclutas estaban por cargar sus pertenencias a un autobús. Uno de los atacantes hizo estallar los explosivos que llevaba consigo junta a un autobús. El segundo se hizo volar por los aires cuando la gente acudía al lugar para rescatar a las víctimas de la primera explosión.

"Esta es la primera venganza por el martirio de Bin Laden. Habrá más", confirmó el vocero talibán Ehsanullah Ehsan por teléfono desde una ubicación no revelada. Y amenazó: "Advertimos a la gente de que no debe permitir que sus hijos se alisten en las fuerzas militares y paramilitares paquistaníes, porque estamos planeando más ataques contra ellas. Pronto van a ver ataques aún más grandes a las fuerzas de seguridad.

El oficial de policía Jehanzeb Khan precisó que entre los muertos hay tres civiles y que el resto son reclutas. El director de un hospital en Peshawar afirmó que 15 de los heridos se encuentran en estado grave.

El jefe de la policía del distrito, Nisar Marwat, dijo que 15 autobuses y varios comercios de un mercado cercano resultaron dañados.

El cerebro de loa atentados del 11 de septiembre de 2001 fue ejecutado el 2 de mayo por un comando de las fuerzas especiales de Estados Unidos, que atacó de noche el lugar donde Bin Laden vivía en una ciudad del norte de Pakistán.

El Movimiento Taliban del Pakistan (TTP), aliados de Al Qaida desde 2007, de inmediato juraron vengar su muerte e intensificaron sus ataques contra el gobierno paquistano y sus fuerzas de seguridad, que consideran cómplices de Washington, y contra de los intereses de Washington. El de este viernes fue el más sangriento desde entonces.