El piloto suizo Yves Rossy, autodenominado el “hombre-pájaro”, tomo tierra hoy sano y salvo en paracaídas, en la localidad suiza de Denezy, después de completar un salto al vacío desde un globo aerostático a 2.400 metros del suelo y completar dos piruetas con sus alas a reacción.

Rossy voló con unas pequeñas alas fijadas a la espalda, tras lanzarse al aire desde la plataforma integrada en un globo aerostático.

El “hombre-pájaro” dedicó sus primeros minutos de vuelo a estabilizar el planeo para enfilar con las mayores garantías el ángulo que le ha permitido realizar dos cabriolas frente al globo del que se lanzó y que había despegado del pueblo de Bercher.

Tras realizarlas, desplegó su paracaídas, que le ha acompañado hasta su toma de tierra en Denezy (al oeste de Suiza).



“¡Ha sido fantástico!, el vuelo ha ido bien, salvo una pequeña preocupación en el arranque de mis reactores. He podido hacer mis dos cabriolas, ¡Y estoy contentísimo!”, dijo exultante Rossy nada más tomar tierra.

La alegría del “hombre-pájaro” se justifica ya que se trata de sus primeras acrobacias aéreas, después de que hace dos años cruzase el canal de la Mancha también con las alas.

Con sus piruetas, Rossy señaló que el hombre volador gana en libertad, pues es capaz de desenvolverse en el aire únicamente por los movimientos de su cuerpo.

El globo aerostático que le condujo a los cielos estaba pilotado por el británico Brian Jones, ganador en 1999 de la primera vuelta al mundo en globo sin escalas.