
Más de 50 pasajeros viajaban en el autobús cuando la bomba estalló en la parte trasera del vehículo, dijo el jefe policial local, Gil Meneses. La potencia de la explosión fue tan grande que decapitó a dos de las víctimas, dijo el funcionario.
Los heridos fueron llevados a hospitales cercanos del municipio de Matalam, en la provincia de Cotabato del Norte.

Ningún grupo se atribuyó de inmediato la responsabilidad del atentado. El sur de Filipinas es un enclave de secuestradores, pandillas de extorsionadores e insurgentes musulmanes, estos últimos presentes desde hace décadas.
El portavoz militar, el teniente coronel Randolph Cabangbang, afirmó que las autoridades sospechan que la pandilla de extorsionadores de Al-Khobar perpetró el atentado, pues la compañía del autobús implicado en el ataque fue objeto de extorsiones previamente.



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