
Al bajar el telón en Aragón, Madonna regresó a Madrid para visitar una de las pinacotecas más importantes del mundo, el Museo del Prado, y de paso relajarse un poco antes de volver a tomar un avión hacia Oslo, siguiente parada de su tour.
Acompañada de su inseparable Jesús Luz, escondido igual que ella tras unas oscuras gafas de sol, y rodeada de un séquito de guarda espaldas, Madonna repasó la pintura europea de los últimos siglos y la escultura de la época grecorromana. Lourdes Maria, la hija mayor de la artista, también acompañó a la pareja.
Otra de las paradas más turísticas de Madonna en la capital fue el Palacio Real, por cuyas salas y patio paseó el grupo.
Madonna necesitaba un respiro, ya que su gira Sticky&Sweet está siendo bastante intensa. Durante el montaje del escenario en Marsella, dos obreros fallecieron en un accidente que provocó la suspensión del recital y causó una gran conmoción a la artista, mostrando su apoyo a las familias.
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