
Ya en su primera semana en la Casa Blanca en Washington la esbelta y carismática Michelle Obama ha sufrido su primera gran contrariedad familiar, fruto de la presión mediática y euforia del entorno Obama. Y es que le ha sentado muy mal la comercialización de dos muñecas morenas con los nombres de Sasha y Malia, los mismos que sus hijas.
"En nuestra opinión es incorrecto utilizar a niños con objetivos de marketing" afirmó la portavoz de la primera dama norteamericana.
Las muñecas tienen 30 cm. de altura y se venden a 9,99 dólares. La empresa que las comercializa ha señalado que se trata de una coincidencia, y que ha elegido los nombres "porque son bonitos y están de moda".
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