
La capital, hogar de dos millones de personas y llena de edificios coloniales históricos además de viviendas frágiles, amaneció con un cielo oscuro y el mar agitado. Fuertes vientos y ráfagas de hasta 120 kilómetros por hora tumbaron árboles y cables eléctricos, sacaron tejas y las arrojaron como misiles voladores.
Balcones y paredes también se cayeron.
Durante un recorrido de la AP se observaron varios derrumbes. En el municipio Cerro, los portales de cuatro casas contiguas se desplomaron como piezas de dominó, dijeron vecinos. Aún bajo las violentas lluvias, maquinarias trabajaban para evitar que los escombros bloquearan la calle y congestionaran las cañerías.

Las calles de La Habana estaban desiertas y bajo control policial, y la circulación de vehículos se prohibió. La radio y la televisión llamaron a la población a no salir para evitar accidentes.
Las autoridades informaron el lunes en la noche sobre la muerte de cuatro personas.
Según explicaron, un par hombres en una localidad de la provincia de Villa Clara se electrocutaron cuando pretendían desmontar una antena del techo de su vivienda y ésta se pegó al tendido eléctrico; mientras otro hombre perdió la vida en Camagüey debido a que un árbol cayó sobre su vivienda. Una anciana falleció en un derrumbe.
fuente/Prensa asociada
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