
El avión presidencial retornó a Washington desde Martha's Vineyard, en las costas de Massachusetts, y Obama descendió de la aeronave sin hacer declaraciones a la prensa.
En el último día de sus primeras vacaciones desde enero pasado, cuando asumió el poder, Obama llevó a sus hijas, Sasha y Malia, a comprar dulces y helados a una tienda cercana a la casa que alquiló en Blue Heron.
Aunque Obama logró apartar tiempo para jugar golf, no fue una semana de descanso y esparcimiento, como hubiese querido: el martes pasado, anunció que pidió al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, que permanezca en el cargo por otros cuatro años.
Kennedy falleció la noche del martes a los 77 años tras una batalla de 15 meses contra un cáncer cerebral y fue Obama quien hizo el sábado el panegírico en una misa fúnebre ante 1.500 invitados en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Boston.
La reforma de salud fue la "causa de vida" de Kennedy y una de las promesas electorales de Obama, quien prevé continuar impulsándola esta semana.
La familia presidencial hará su siguiente intento de vacaciones a partir del miércoles próximo, con motivo del largo puente por el festivo del "Día del Trabajo", que en Estados Unidos se celebra el primer lunes de septiembre.
Pero en esta ocasión, irán a la casa de descanso presidencial en Camp David (Maryland), según la Casa Blanca.
Obama "buscará un poco de descanso cuando vaya (a Camp David)", dijo a los periodistas el portavoz de la Casa Blanca que lo acompañó a Massachusetts, Bill Burton.
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