La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, recibió hoy con honores de jefe de Estado, incluida alfombra roja y guardia de honor, al depuesto mandatario de Honduras, Manuel Zelaya. Mientras Zelaya, de traje y corbata y luciendo su habitual sombrero de vaquero entraba al Palacio de La Moneda, algunas decenas de manifestantes lo vitoreaban desde la Plaza de la Constitución.

Después de los honores de la guardia y antes de pasar a la reunión, Michelle Bachelet dio la bienvenida al depuesto mandatario y reafirmó el compromiso de su Gobierno y de Chile por los valores de la democracia.

A la cita en La Moneda, también fueron invitados los presidentes de los partidos políticos chilenos, del Senado y de la Cámara de Diputados, además de los titulares de las comisiones de Relaciones Exteriores del Parlamento.

Zelaya se dirigió a La Moneda directamente desde el aeropuerto de Santiago, donde a su llegada demandó que la comunidad internacional y especialmente Estados Unidos, adopte medidas más firmes contra el Gobierno de facto de su país.

Zelaya dijo que lo que haga Estados Unidos es especialmente importante, por el peso que tiene en la economía de Honduras y subrayó que si Washington "mantiene medidas tibias el golpe no se va a revertir".

Tras declararse "honrado" de ser recibido en un país como Chile, "que ha sufrido dictadura, terrorismo y por tanto repudia estos hechos que están pasando en Honduras y es solidario con el pueblo hondureño".

En ese contexto, se manifestó esperanzado de que el diálogo con Bachelet dé frutos, "para que la comunidad internacional diseñe mecanismos fuertes, coercitivos, que impidan que estos hechos que ocurren en Honduras se vuelvan a repetir".

El mandatario, depuesto el pasado 28 de junio por un golpe militar y sustituido por un Gobierno encabezado por Roberto Micheletti, llegó a Chile desde Brasil, donde este miércoles se reunió con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

En sus primeras declaraciones, también destacó la "valentía" del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, al gestionar una solución al conflicto y acusó al régimen de Micheletti de haberlo "despreciado" cuando fue a Tegucigalpa.

Asimismo, acusó al Gobierno de facto de haber "traicionado" al presidente de Costa Rica, Óscar Arias, quien medió entre las partes y propuso una solución que incluía la restauración de su Gobierno.