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El posible riesgo de las radiaciones domésticas

Publicado Por : ComenzandoEldia.com : domingo, 11 de mayo de 2008 0 comentarios
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Nueva York,N.Y.-Las radiaciones electromagnéticas que soporta a diario en el hogar nuestro organismo, procedentes de los distintos electrodomésticos con los que habitualmente nos manejamos, pueden tener consecuencias graves para la salud, según diferentes estudios epidemiológicos. Mientras tanto, otras opiniones científicas contradicen esta tesis y aseguran que las referidas radiaciones no están relacionadas en absoluto con la aparición de enfermedades en los humanos.

El mercado de electrodomésticos no cesa de renovarse con el fin de hacernos la vida más fácil. Hornos de vapor con recetas preprogramadas, cocinas con inductores de cuarta generación y lavavajillas que hablan son algunas de las novedades más vanguardistas para la cocina digital presentadas en las últimas ferias del sector.

Los nuevos hornos de vapor, que gracias a la humedad preservan mejor las propiedades de los alimentos que los tradicionales, incorporan hasta 70 recetas internacionales preprogramadas. El usuario puede seleccionar, por ejemplo, si ha introducido un cordero o un ave y cual es su peso, y el horno calcula automáticamente el tiempo de cocción, la temperatura y el número de resistencias necesarias.

Los lavavajillas que hablan informan de todos los pasos a seguir a la hora de lavar los platos y utensilios de cocina. En las cocinas, las últimas placas de inducción, de cuarta generación, se adaptan automáticamente al tamaño de la sartén o la olla que se utiliza, y cuando se retiran deja de funcionar automáticamente. La nueva cocina digital también puede incorporar dispensadores automatizados de hielo y de distintos tipos de agua, vinotecas que permiten controlar la temperatura del vino y pantallas de televisión que actúan como puertas de armario.

A esta gama de electrodomésticos de última generación hay que añadir los receptores de radio y televisión cada vez más sofisticados, los teléfonos celulares que nos permiten caminar por la casa mientras hablamos, las calefacciones por sistema de rayos infrarrojos, los aparatos de aire acondicionado de miles de frigorías, las computadoras más potentes, los hornos de microondas, etc. Sin embargo, el uso de todos estos aparatos pensados y diseñados para hacernos la vida más fácil y confortable puede entrañar riesgos la salud según diferentes estudios epidemiológicos.

Otras opiniones científicas rebaten por su lado esta tesis y desvinculan la aparición de ciertas patologías graves y alteraciones fisiológicas con el funcionamiento de los electrodomésticos. Es más, determinados investigadores consideran algunos de los aparatos eficaces auxiliares para combatir ciertos peligros biológicos del hogar, como por ejemplo los microorganismos que causan daños a la salud de distinta intensidad a 76 millones de personas, de acuerdo con las estadísticas del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU.

Un estudio publicado en enero de 2007 por la revista estadounidense "Journal of Environmental Health" afirmó que el horno de microondas es ideal para esterilizar las esponjas que se usan para limpiar la vajilla u otros utensilios de cocina. Científicos de la Universidad de la Florida señalaron que bastan sólo dos minutos de funcionamiento del horno en su nivel de mayor intensidad para matar el 99 por ciento de las bacterias, virus o parásitos así como esporas que se oculten en las esponjas.

Los británicos, que no son conocidos precisamente por su contribución al arte culinario mundial, se han convertido desde la invención del microondas en los mayores consumidores en Europa de comida apropiada para ese aparato tan útil para personas con prisa a la hora de satisfacer el apetito.

Los estudios en relación con este fenómeno fijan su atención en las causas sociológicas de la tendencia de los habitantes del Reino Unido a consumir este tipo de alimentos. Tan sólo un 44 por ciento de los ciudadanos de ese país dicen comer en compañía de la familia el fin de semana mientras que los franceses que suelen hacerlo son un 54 y los alemanes llegan al 56 por ciento.

Sin embargo, no hay datos estadísticos de la relación entre enfermedades temibles o disfunciones fisiológicas y la afición de los británicos a usar el microondas, un electrodoméstico que funciona a base de ondas electromagnéticas.

El invento de este aparato tuvo lugar en EEUU por casualidad a mediados del siglo XX y a partir de investigaciones de carácter militar. La génesis de este hallazgo estuvo en la posibilidad de cocinar alimentos sin que el calor fuera perceptible en las inmediaciones del lugar donde se realizaba la faena.

Los seres humanos hemos estado sometidos a las radiaciones desde el principio de los tiempos, como consecuencia principalmente de la exposición al sol. Pero se trataba de radiaciones naturales de las que las personas se preservaban a base de instinto intuitivo. De otro lado, la relación entre cáncer de piel y una excesiva exposición a los rayos solares en tiempos pretéritos está bastante estudiada y contrastada. Los avances de la Física a principios del siglo XX y el desarrollo tecnológico posterior dieron paso a otro tipo de radiaciones artificiales que están en la base de los grandes saltos hacia adelante en lo industrial y lo económico.

Los seres vivos estamos expuestos en la actualidad a las radiaciones ionizantes –las que proceden de los electrones vinculados al átomo-, como la radioterapia y otras utilizadas en los ámbitos de la medicina y la ciencia. Su uso suele estar bastante controlado y, lo más importante, sometido a una reglamentación bastante estricta en los países desarrollados.

También estamos expuestos a las radiaciones no ionizantes, que no extraen electrones del átomo y suelen ser de baja frecuencia. No obstante, su radio de acción puede tener efectos de distinto signo tanto en personas como en objetos y espacios. Dichos efectos aún no han sido lo suficientemente estudiados para determinar si son peligrosos para la salud y, en consecuencia, no han sido hasta el momento objeto de reglamentación.

La gran mayoría de los electrodomésticos que contribuyen a nuestro bienestar cotidiano emiten este tipo de radiaciones por lo que aún no sabemos si lo que tenemos en casa son eficaces auxiliares para las tareas domésticas o unos peligrosos enemigos de nuestra salud.

Desde que se inventó la luz eléctrica estamos sometidos a la influencia de los invisibles campos electromagnéticos, y expuestos en consecuencia a varios tipos de radiaciones: gamma, ultravioleta, X, infrarrojos, etc. Determinados estudios relacionados con la exposición a este tipo de radiaciones aseguran que son perjudiciales para los seres vivos. Consideran los responsables de estas investigaciones que, a largo plazo, puede sobrevenir un debilitamiento del sistema inmunológico y la aparición de algún tipo de cáncer, cuando no un aumento de la fatiga, desórdenes del sueño, inestabilidad emocional o estrés.

Hay por otro lado evidencias de un aumento de los casos de cáncer entre personas que habitan en edificios próximos a instalaciones de alta tensión eléctrica, lo cual ha dado lugar a demandas millonarias entre los afectados y las compañías explotadoras de este tipo de energía.

Mientras tanto, existen también trabajos epidemiológicos que cuestionan esta tesis y no ven efecto adverso alguno de las radiaciones electromagnéticas sobre la salud. Uno de los argumentos principales de este tipo de estudios para rebatir los supuestos contrarios radica en que el desarrollo del cáncer de las personas expuestas a estas radiaciones obedece a un efecto “diferido”, es decir, que se manifiesta tras un período de latencia que puede ser bastante largo.

A pesar del desconocimiento sobre los posibles efectos secundarios de este tipo de radiaciones, la demanda de electrodomésticos cada vez más perfeccionados no cesa de incrementarse. La humanidad no parece dispuesta a renunciar de momento a las ventajas que ofrecen estos aparatos “radiactivos” y prefiere convivir con el riesgo.
Por Francisco Galindo

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