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miércoles, 4 de abril de 2007
“The Reaping”
Protagonistas: Hilary Swank, David Morrisey, Stephen Rea
Director: Stephen Hopkins
De qué se trata: Cuando un pequeño pueblo aparentemente sufre las diez plagas descritas en el libro bíblico del Éxodo, una escéptica investigadora de milagros llamada “Katherine” (Swank) intenta buscar una explicación científica, pero pronto descubre que –como siempre– los incrédulos siempre están equivocados en Hollywood.
Opinión: Hay un extraño defecto en el diseño de la película “The Reaping”. En lugar de establecer un drama religioso, los productores han preferido descansar en el género de terror, el cual tiene mucha mejor acogida en taquilla. También la película descansa en efectos especiales, por eso de asegurar al público fácil. Pero ninguna de estas dos opciones trabajan a favor de la historia presentada.La cinta nos presenta estas plagas como algo terrible, y la protagonista parece que pronto encontrará algo más terrible al doblar la esquina, por lo que el filme recurre al viejo truco de los ruidos súbitos, las pesadillas de traumas pasados y el gastado recurso de la niña de mirada fría. El problema en todo esto es que nada asusta, pues el villano –se supone– es Dios. El punto es el siguiente: si usted no es creyente, esto no le causará nerviosismo, y si es creyente, pues el causante de estos ríos ensangrentados, piojos molestosos y sapos sin paracaídas ha sido Dios.Como sabemos, Dios jamás es presentado como ente de maldad, ni aunque “Job” pague por sus juegos con el diablo. Así que los creyentes, aunque respetan y dicen temer a Dios, en realidad no lo perciben como un villano de terror.Dentro de este escenario, no hay manera que una invasión de langostas (el insecto, no el crustáceo que pedimos dentro del mofongo) cause miedo, sobre todo porque nunca entendemos cómo mata a la gente. El problema es que todo es presentado como si se tratara de una película de horror y, como ya hemos explicado, dentro de ese vehículo la cinta no trabaja efectivamente.En cambio, el filme pudo haber funcionado si se hubiese trabajado como una película de drama religioso al estilo de las cintas “Left Behind” en lugar de como un producto de horror en el salón de “Rosemary’s Baby”. La conclusión de la película cae, ciertamente, mucho mejor en esta segunda categoría, pero para cuando llegamos allí, ya estamos hastiados de sustos inútiles y plagas desordenadas.